El slow beauty es la última tendencia de la que hablan los expertos en belleza. Pero a diferencia de las modas desechables, está hecho para durar.
La premisa de esta tendencia, es invertir en productos que se han elaborado con amor utilizando métodos sostenibles e ingredientes de origen inteligente.
¿Qué es el slow beauty?
Se trata de usar menos y mejores productos para disminuir el consumo y el desperdicio innecesarios.
Al sumergirse más en esta tendencia podrás ver que las marcas de slow beauty no solo intentan alentarnos a ser más conscientes de la forma en que compramos productos de belleza.
Sino que a menudo son productos rituales que inspiran al usuario a tomarse un tiempo lejos del mundo digital y relájese, literalmente para reducir la velocidad.
Los principios
Al igual que el slow fashion, su contraparte de belleza se dedica a cultivar la longevidad de los productos de belleza como antídoto contra las alternativas producidas en masa y de fácil eliminación.
Los principios básicos de generar menos desechos, utilizar ingredientes de calidad y apoyar la producción ética se unen para aumentar la longevidad del producto.
Una mirada más cercana a la filosofía permite un mejor conocimiento de los pilares rectores del movimiento.
¿Cómo se puede elaborar una rutina bajo esta premisa?
Los consumidores deben buscar marcas que promuevan resultados al tiempo que incorporan prácticas ecológicas en cada paso de la cadena de suministro.
Desde el abastecimiento de ingredientes hasta el empaque. Las marcas “verdes” de la nueva era que se enfocan en la eficacia.
Ellas prometen un cuidado de la piel que es bueno tanto para el individuo como para el planeta.
Sus formulaciones basadas en datos y sus credenciales de carbono neutral ofrecen una verdadera tranquilidad para sus usuarios.
Recordemos que el movimiento del slow beauty, es un estilo de vida, que para ver sus resultados, son a largo plazo.




Comentarios
Publicar un comentario