La fermentación es un proceso antiguo de preservación de los víveres, pero ahora ha cobrado importancia porque se dice que los alimentos fermentados poseen grandes beneficios, ya que son ricos en probióticos.
Entonces, si tiene curiosidad acerca de los alimentos fermentados y estás pensando en implementarlos en tu dieta, has venido al lugar correcto.
¿Qué son los alimentos fermentados?
Son aquellos que han pasado por el proceso natural de fermentación, donde la levadura y las bacterias convierten los carbohidratos en alcohol o ácidos. Estos actúan como un conservante natural.
El proceso de fermentación produce bacterias que se consideran buenas para nuestra salud y también pueden tener un mayor contenido de ciertas vitaminas.
Dependiendo del tipo de alimento o bebida fermentada, los microbios utilizarán los almidones o azúcares en esos alimentos como su propia fuente de combustible.
Algunos alimentos fermentados incluyen:
Yogur
Queso
Miso (pasta aromatizante fabricada con semillas de soja)
Tempeh (hecho de soja fermentada de manera natural)
Kombucha (es una bebida que se elabora fermentando té)
¿Por qué son buenos para la salud?
Los alimentos fermentados se han utilizado durante miles de años por sus propiedades promotoras de la salud.
Más recientemente, la atención se ha centrado en su potencial para apoyar la salud intestinal y los síntomas o afecciones asociadas.
La investigación aún es muy escasa en esta área, pero hay muchas personas que han encontrado beneficios al introducir algunos alimentos fermentados en su dieta.
¿Comer alimentos fermentados puede ayudar a las personas con el síndrome del intestino irritable (SII)?
Esto depende de la persona. Algunos pacientes con SII pueden encontrar que los alimentos fermentados empeoran sus síntomas en lugar de mejorarlos.
Lo más recomendable es introducir este tipo de alimentos progresivamente, o trabajar con un nutricionista que pueda guiarte a través de cuáles podrían ser tus impulsores y desencadenantes personales para tus síntomas del SII y ofrecerte consejos.
Si sufre de SII, el manejo del estrés es clave, así que intente practicar yoga, meditación o ejercicios de respiración simples. Los movimientos suaves como caminar también pueden ayudar a algunas personas.
También es aconsejable tomarse un tiempo durante las comidas y masticarlas adecuadamente.




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